Cogí tu rostro entre mis manos y aprendí todas tus marcas; el contorno de tus labios; el marrón de tus pupilas.
Te miré por todas las veces en que no pude hacerlo.
Besé tus orejas, tus mejillas y tus párpados.
Besé tu nariz, tus hombros y tu ombligo.
Besé tus manos, tus dedos, tu cuello.
Te hice mío por dos horas.
Intenté que cada unos de mis besos
dejara una huella en tu piel.
Para tenerme siempre,
para que no... Continuar leyendo